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11 de diciembre de 2025

Alicia Ledesma: el arte de crear reutilizando. Una vida guiada por las 3R

Desde muy pequeña, Alicia Ledesma descubrió un mundo donde la creatividad y la necesidad se entrelazaban. A los diez u once años, su mamá le enseñó los puntos básicos del tejido —punto bajo, vareta— y también la lógica que marcaría su camino para siempre: “nada se tira si puede convertirse en otra cosa”. Así comenzó a desarmar pullóveres en desuso, rescatar telas de ropa adulta y transformarlas en vestidos, blusas o polleritas.

En aquellos tiempos, reutilizar no era una moda: era una forma natural de vivir. De la adolescencia al oficio del crochet Durante su adolescencia, el tejido quedó en pausa, hasta que tiempo después unas revistas de crochet despertaron nuevamente su interés. Aprendió a interpretar esquemas y comenzó a elaborar carpetas, caminos de mesa y prendas decorativas, siempre para uso personal.

Luego llegaron el matrimonio y los hijos, y con ello una nueva etapa: tejer saquitos, escarpines y, para los quince de su hija, incluso souvenirs hechos al crochet en forma de sombrerito, siempre utilizando materiales reciclados.

TEJER PARA VENDER: EL DÍA QUE EL HOBBY SE TRANSFORMÓ EN POSIBILIDAD

Hace cinco años, coincidiendo con la apertura de la despensa familiar, nació una idea: producir para vender. Sus primeras creaciones fueron agarraderas de cocina, seguidas de boinas gauchas, gorros de invierno, carteritas de niña y llaveros. Todo tejido, todo reciclado.

Más tarde sumó los materos hechos con telas reutilizadas, donde incluso incorpora cierres recuperados de camperas y forros impermeables creados con bolsas vacías de alimento para mascotas. “Cada proyecto lleva tiempo”, afirma Alicia, pero la satisfacción es doble: crear y cuidar el ambiente.

EL VALOR DEL RECICLADO EN CADA CREACIÓN.

Para ella, el reciclado no es solo una técnica: es una convicción. “Hay quienes todavía asocian lo reciclado con algo sucio o pobre. Para mí, reciclar también es supervivencia”, reflexiona.
Cada elemento que reutiliza pasa por un proceso de limpieza y acondicionamiento. Entre sus trabajos se encuentran:
Macetitas con rosas rellenas con plástico cortado.
Coronitas navideñas tejidas con alambres recuperados.
Cestos al crochet con trapillo casero, confeccionado a partir de remeras viejas.
Bolsos, monederos y accesorios hechos con bolsas plásticas tejidas.
Materos, vinchas, coleros, repasadores, almohadones y más, utilizando diferentes tipos de telas.
Alicia también experimenta con otros materiales: papel de bolsas de harina convertido en cestos, cajoneras hechas en cartón endurecido con cartapesta, frascos como organizadores, botellas como macetas, tetra brick como contenedores para congelar, y un sinfín de ideas que transforma en objetos útiles.

UN CAMINO CON DESAFÍOS Y SUEÑOS.

Uno de los mayores anhelos de Alicia es adquirir una máquina de coser con overlock para mejorar las terminaciones y fabricar prendas —especialmente para niños— reutilizando ropa en desuso. Mientras tanto, continúa perfeccionándose en el tejido, especialmente en crochet: “Con una sola aguja puedo crear un proyecto completo, aunque lleve tiempo”, cuenta.

A futuro, sueña con elaborar bolsos y carteras, cortinas, carpetas y distintas piezas fusionando lana, hilo y materiales reciclados. Su objetivo es claro: insertar y vender sus productos de manera sostenida.

CREATIVIDAD CONCIENCIA Y DEDICACIÓN.

Para Alicia, las posibilidades del reciclado son infinitas. Con ingenio y paciencia, cada objeto encuentra una segunda vida.

“Lo más importante es no dejar de aprender. Si tenemos voluntad y dedicación, podemos crear cosas hermosas y cuidar el planeta al mismo tiempo”.