RETORNAR A VIEJAS COSTUMBRES Y REDESCUBRIR LOS SECRETOS DE LA NATURALEZA. En una escapada al campo Radio la Voz visitó a Marcos y a su familia. El viernes, justo en el día internacional del animal compartimos una tarde distinta: en su granja, su espacio, su mundo. Ahí, en medio del entorno campestre, él junto a su familia pasa casi todas las horas de día en pura conexión con la naturaleza. Siempre rodeado de animales de campo, y de granja “y con los Lucia y Joaquín siguiendo mis pasos y a veces también se suma Florencia aunque ya es más grande cada tanto viene" dice Marcos. . A los chicos se los ve con total independencia al desplazarse por distintos lugares y lo conocen todo, pero también saben de las precauciones necesarias en cada espacio y sobre la que nos advierten a los visitantes. “Los chicos pasan el día juntando huevos, montando a caballo, o dando de comer a los animales”. Fervientes defensores de la naturaleza, la fauna y un modo de vida más tranquilo. Interactúan y se divierten, juegan y mientras tanto van enriqueciéndose y aprendiendo cosas de campo y del ambiente. También Carina se acostumbró a esta vida, procedente de Buenos Aires, el adoptar este estilo y lugar para vivir no fue un inconveniente, al contrario, con mayor tranquilidad: vivir otra experiencia, . En nuestro recorrido y andar más pausado, vemos pollos, terneros, ovejas, gallinas, pavos, patos, vacas, chivas y los preferidos de Marcos: sus caballos que con su tropilla han desfilado tantas fiestas tradicionales del pueblo y la región.. Las tareas son muchas y ninguna es fácil, hay que tener en cuenta muchas cosas: el equipamiento de los comederos y los bebederos, las vallas que separan las especies, el sistema para que estén calefaccionados en invierno y refrigerados en verano y sobre todo limpieza todo el día (cosa que no es fácil) “Además tenemos muchas plantas frutales lo que nos da la posibilidad de hacer dulces y mermeladas y en invierno al tener la estufa a leña en el centro del comedor se suma una tarea mas, caminar hasta el monte y buscar algo de leña, acá se hace de todo”. No es que vivan sin horarios y sin despertador porque el hecho de estar rodeados de animales, hacen que deban atender sus necesidades y también adaptados a sus momentos pero “estar acá en el campo nos hace bajar el nivel de ansiedad y de correr que a veces tenemos en el pueblo, bueno acá también se corre pero es distinto, todo es más simple, la gente que vivió o vive en el campo me va a entender mejor” . A la mañana a la tarde o a la noche todo se ve distinto “miramos de otra manera la salida del sol, en la tardenoche empezás a ver como las aves suben a los árboles y hay sonidos carcaterísticos que te hacen reconocer la hora y el momento en que se prenden las luces de Trenel o de otros pueblos, desde acá, mirarlo es otra cosa” . Aunque en pueblos como el nuestro tenemos el campo ahí nomás apenas a unos minutos el hecho de -literalmente -“vivir en el campo” se volvió una curiosidad y un estilo de vida para muchos vecinos que dejan sus casas urbanas para volver al campo, reencontrarse con otras actividades, volver a las tradiciones y vivir de manera más natural